lunes, 22 de marzo de 2010

Las Distracciones Internas

Si hablamos de distracciones, el ejemplo más común que podemos dar es el ruido; cuando necesitamos hacer un trabajo que requiere de nuestra concentración total, lo primero que requerimos es el silencio, evitar sonidos que puedan llevar mi atención lejos de la tarea que quiero realizar.

En deportes como el tenis, el público guarda un respetuoso silencio cuando algún tenista se prepara para su servicio, lo mismo pasa en el golf; por otro lado en deportes como el fútbol o el basquetbol, los aficionados del equipo local intentan distraer lo más posible cuando alguien del equipo rival está por ejecutar un tiro libre o un penal.

Un Basketbolista debe estar entrenado para no distraerse con los fanáticos
del equipo contrario

Entonces, ¿qué nos pasa cuando logramos evitar todo tipo de distracciones externas y aún así no podemos concentrarnos en lo que necesitamos? , es precisamente porque hay otro tipo de distracciones que no nos llega del mundo exterior, si no que nace en nosotros mismos.

Tomemos el ejemplo de un tenista preparando su servicio: es el primer set, acaba de quebrar el saque del rival y está arriba 4-3, le toca servir, el público está en silencio, hace botar un par de veces la pelota mientras mentalmente repasa el tipo de saque que lanzará; así lo hace y es un Ace; su confianza está a tope, se siente con energía y logra ganar ese set 6-4.

Para el segundo set, el calor lo está afectando, se siente cansado y pierde en el tie-break 7-3; luego, le quiebran un saque al principio del tercer set, ahora le toca de nuevo servir y está 1-3 abajo. El público mantiene silencio como al principio, él busca su toalla, acto seguido se seca el sudor, y trata de enfocarse en su plan de juego, pero no puede, algo no anda bien, tira una doble falta y está 0-15. ¿Qué está pasando con este muchacho? Hace algunos momentos él dominaba este partido y se concentraba fácilmente, y ahora le cuesta siquiera pasar la bola al otro lado.

¿Qué hacer cuando el peor enemigo es uno mismo?

Uno de los principales responsables de su estado, es él mismo, dejando que lo invadan pensamientos y emociones negativas, es decir, distracciones internas; si pudiéramos poner un micrófono a sus pensamientos y escucharlos, sabríamos que por su mente pasan muchas cosas que incluso nada tienen que ver con el partido.

Este tipo de distracciones pueden estar ligadas al pasado: “Yo nunca antes había fallado así”; “Ayer quedé resentido de mi rodilla”; “Si hubiese tomado esa decisión, ya hubiese ganado”; “El juez se equivocó en esa decisión, ese punto era mío”

Ligadas al futuro: “Si gano este partido, y esta otra persona gana, entonces me toca con fulano…”; “Después del partido, no quiero escuchar las críticas del coach”; “Si pierdo, tomo el 1er vuelo de vuelta a casa, no quiero saber de tenis por buen tiempo”

Ligadas a buscar excusas: “hace mucho calor, y nunca juego bien cuando hace calor” “me está doliendo cada vez más mi rodilla, no voy a poder terminar el partido jugando bien”; “él no me debería ganar nunca, solo que hoy le están saliendo todas bien”

Cuando estamos acostumbrados a esta estructura de pensamientos, concentrarnos en lo que “deberíamos estar haciendo ahora” y no en lo que “pudimos haber hecho antes” no siempre resulta tarea fácil, ya que la concentración nunca debe ser forzada, sino más bien, atraída.


Los pensamientos dominan las emociones; y las emociones dominan las acciones
Piensa mal = juega mal


Un error común de muchos deportistas, es pensar que su estado de ánimo, es un producto de que tan bien o mal esté jugando (si juego bien, me siento bien), cuando lo más acertado es que sea al revés. (Si me siento bien, juego bien). De esta manera si controlo mis pensamientos, y los encauso de una manera positiva, voy a obtener una actitud positiva más fácilmente.

La grandeza de muchas leyendas del deporte, es a menudo recordada por su capacidad de lograr grandes jugadas en el filo del partido, es decir, en saber mantener el mayor nivel en momentos cruciales.


El “tener tiempo para pensar” antes de un momento decisivo como en un match point, un penal, un tiro libre, o un último asalto, debe representar un beneficio y no un perjuicio; debe ser una gran oportunidad, aunque sea por unos pocos segundos, para relajar el cuerpo, controlar la respiración, el ritmo cardíaco y sobre todo poder concentrarse en una sola cosa.

 durante los aproximadamente 30 segundos que tiene un jugador
antes de patear un penal, puede perder toda la confianza en si mismo

¿Cuál es el 1er paso, para evitar las distracciones internas?
Identificar cuáles son los pensamientos que usualmente vienen a la cabeza
Identificar lo momentos en los que suelo tener estas distracciones
Identificar las emociones que suelo tener cuando tengo este tipo de distracciones
Identificar las acciones y/o decisiones que suelo tomar cuando tengo este tipo de distracciones

¿El 2do paso?
Dependiendo del deporte, establecer una rutina de ejercicios de concentración previos al partido (ejercicios de relajación, visualizaciones, auto-diálogo positivo)

Dependiendo del deporte, y los momentos identificados en el anterior paso, establecer estrategias según el tiempo disponible. (mini-rituales de concentración, respiraciones controladas, ejercicios de focalización visual, auditiva, etc.)

proximamente publicaremos artículos expliactorios de cada una de esta herramientas psicológicas antes mencionadas para su fácil implementación.

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